Alexis Calvo.
Después del trabajo realizado en el proyecto “Canta, toca i balla”, que supone una invitación a trabajar la música tradicional valenciana en las aulas de música de colegios e institutos a través de arreglos realizados para el instrumental del aula, el proyecto amplía su contenido al proponer adaptaciones de piezas de música clásica.
A primera vista puede dar la impresión de que la música tradicional y la música clásica son conceptos opuestos. De hecho, el propio nombre -tradicional vs clásica- nos remite a dos realidades aparentemente contrapuestas; una música sencilla que puede llegar fácilmente a todos los públicos frente a una música elaborada y culta que sólo puede ser comprendida por especialistas.
Sin embargo, si dejamos de lado los nombres y nos centramos en la música, pronto nos daremos cuenta de que ambos conceptos, lejos de ser incompatibles, se muestran claramente complementarios. Para empezar, la música de concierto, aun siendo cierto que es una música sofisticada y compleja, no se puede entender sin la música tradicional. De hecho, incluso los compositores más refinados, escriben su música desde una tradición con la que han convivido y que han hecho suya desde niños. Así -al igual que ocurre con el lenguaje natural- las melodías, los ritmos, las métricas o los tempos que el compositor ha escuchado desde su infancia marcan posteriormente la música que componen. Compositores como Dvorak, Bartok o Strawinsky nos pueden servir como ejemplo. Pero no sólo ellos, incluso autores como J. S. Bach, con una
producción mayoritariamente religiosa, utilizan para acompañar algunas de sus arias o coros más sublimes ritmos de danza como la giga, el minué o la zarabanda. Esto es algo así como si un compositor de hoy en día utilizara el pasodoble, la bachata o el dem bow como acompañamiento para un aria de ópera.
Además de todo esto, hay un aspecto que no podemos olvidar y es que la música, sea culta, folclórica o popular, al final lo que busca es emocionar al oyente. Y no es casualidad que un compositor tan complejo y tan técnico como el propio Bach, por seguir con el mismo ejemplo, emocione igualmente a eruditos y a especialistas como a gente sin ninguna formación específica.
Es por ello que es tan importante dar a nuestro alumnado la oportunidad de acercarse a un tipo de música al que no tienen un acceso tan directo como a la música pop. Además, creo que es obligación del profesorado ayudar a nuestro alumnado a acceder a un tipo de música más complejo y que supone más concentración y atención que los géneros a los que ellos están acostumbrados pero que, una vez hecho el esfuerzo, aporta emociones muy fuertes. Después ya es una cuestión personal decidir qué música se prefiere escuchar, pero somos nosotros los que debemos abrirles las puertas a un tipo de música, no tan comercial, pero muy emocionante.
En esta línea debemos encuadrar el trabajo de David que propone a sus alumnos un viaje musical de cuatro siglos que seguro será un descubrimiento para muchos de ellos. Además, lo hace de la mejor manera posible ya que, a las explicaciones teóricas e históricas que se deducen de estos arreglos, se llega desde la práctica instrumental y/o vocal de piezas de referencia de la tradición europea, tocadas en el aula y con los instrumentos del aula. Pensamos que esta es la mejor forma de abrir a nuestro alumnado a formas de música diferentes a las comerciales que ellos consumen y que, sin duda, les ayudarán a crecer emocional e intelectualmente.
Los materiales incluyen 6 obras de música clásica:
Audios de las canciones completas en MP3 para flauta y flabiol
Audios de las canciones (karaokes) en MP3 para flauta y flabiol
Partituras y partes en PDF